Histórico ‘Camino de la Gloria’ victoriano

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Parecía martes, pero era sábado. Parecía primavera, pero era otoño. Parecía algo casi inalcanzable, pero las puertas de calle Agua número 15 volvieron a abrirse desde aquel lejano Martes Santo de 2019. Parecía un sueño, pero fue real, y la Hermandad del Rescate alcanzó la misma Gloria de forma extraordinaria por el centenario fundacional de la Agrupación de Cofradías. Pasan los días, pero el recuerdo de aquel sábado 30 de octubre permanece imborrable en la memoria de los hermanos de nuestra corporación.

El cielo blanco estaba preparado para ofrecer toda una majestuosa paleta de colores durante esa tarde, no era para menos, Nuestro Padre Jesús del Rescate salía a la calle. La casa hermandad se llenó de vida horas antes de comenzar la procesión hacia el centro de la ciudad. Las miradas se quedaban clavadas en ese semblante firme que estrenaba túnica morada lisa para tal ocasión, ejecutada por Joaquín Salcedo. Todo estaba dispuesto cuando la hermandad recibió la visita de tantos fieles malagueños y devotos. También acudieron al encuentro del Señor algunos representantes de autoridades como Francisco Vélez de Luna, presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla; José Roda y José Carretero, vicepresidente y secretario de la citada institución.

“Volveremos a sentir esos nervios a flor de piel, a compartir el sentimiento que nos une y a ser de nuevo lo que siempre fuimos: Nazarenos. Para nosotros, los hermanos del Rescate, es un día grande”, rezó nuestro hermano mayor, Joaquín González instantes antes de recibir el calor de los devotos que esperaban pacientes en calle Agua. Faltaban pocos minutos para las 13:30 horas cuando sucedió. Las túnicas arco iris de tonos rojos, amarillos, morados, negros y grises se quedaron en casa. Pero los hermanos lucieron sus mejores galas para acompañar al Señor en una jornada histórica.

Tras los preceptivos toques en los portones, la cruz guía recorrió los primeros metros del recorrido procesional entre el nerviosismo palpable de todos los presentes. Tras casi un centenar de velas portadas por hermanos y devotos se ubicó el guion corporativo y la presidencia, compuesta por nuestro hermano mayor, Joaquín González; los ex hermanos mayores Rafael Recio y José Luis Gea, y representaciones de los hermanos mayores honorarios, como el Colegio de Gestores Administrativos de Málaga, el Colegio Oficial de Enfermería de Málaga y el grupo Cruzcampo-Heineken.

Sonaron los primeros toques de campana de toda la procesión magna, los hombros rozaban ya los varales y Jesús del Rescate se elevó, por vez primera, a la mismísima gloria desde el interior de su casa hermandad. Las órdenes de los mayordomos y capataces se fundieron con el golpe de aro de la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir. El clamor fue unánime: Señor, «Tú eres la vida». No había mejor melodía, compuesta por Salvador Quero Morales, para que Jesús del Rescate tomara de nuevo las riendas de su bendita calle tras tantos días de incertidumbre, sufrimiento y pesadumbre.

La dulce marcha sirvió como banda sinfónica para que el trono completara la maniobra y el ‘Getsemaní Victoriano’ mirase ya a su barrio y a su gente. La ovación cerrada alentó a todos los portadores y participantes en el cortejo a emprender con ilusión el ‘Camino de la Gloria’. Se derramó agua bendita en esa calle, pero agua que emanaba de los ojos brillantes de tantas personas que se apostaron en las rejas de su capilla y que en este 30 de octubre lo vieron reinando sobre su trono procesional.

Continuó la cruceta musical con «A Jesús del Rescate”, para detenerse antes de enfilar la calle Victoria. El cielo se iluminó, unos comentaban que el viento sopló para llevarse las nubes que asomaban a primera hora de la mañana. Lo cierto es que fue Ella, la llena de Gracia, la que se encargó de dar luz en un instante mágico. Sí, María Santísima de Gracia también salió a la calle, la Madre no quiso perderse la salida gloriosa de su Hijo, y lo recibió ataviada con un delicado manto perteneciente a María Santísima de los Remedios, de la Hermandad de los Estudiantes de Granada. Escoltada por grandes centros de flores, Madre e Hijo quisieron intercambiar sus colores en una unión especial y fraterna. Flamante Virgen de Gracia protegida por un manto rojo Rescate. Sencillo Jesús del Rescate recubierto por el morado de su Madre de Gracia. Tras una oración, el trono volvió a alzarse.

Todo comenzaba, pero el Señor parecía no querer alejarse de su Madre. A los sones de “Es condenado el Hijo de Dios” y “Al compás de calle Agua”, Jesús del Rescate retrocedió unos pasos para despedirse, por unas horas, de la dulce y embelesadora mirada de María Santísima de Gracia. El barrio de la Victoria quebró, el Señor estaba en la calle. Él acudió, una vez más, a nuestro Rescate.

El sol ya iluminaba sus potencias, las ramas de olivo se mecían y retumbaban en cada redoble de tambores. Antes de despedirse de su barrio, Jesús del Rescate tuvo un emotivo encuentro con Nuestro Padre Jesús Nazareno ‘El Rico’ a las puertas de su casa hermandad. Dos corporaciones nazarenas unidas por unos instantes, nuestro Sagrado Titular abrió paso con “Soleares de Triana” a un dulce nazareno que liberó tantas emociones presas durante todo este tiempo de pandemia.

El andar del cortejo y del trono era firme para cumplir con los horarios establecidos, pero el público seguía congregándose en las aceras de la Plaza de la Merced y calle Álamos. De manera inusual, Nuestro Padre Jesús del Rescate bajó calle Casapalma para buscar la Plaza de Uncibay, debido a las obras que se efectúan en la calle Carretería. Con “Gitano de Sevilla” y “Reina de Reyes”, el Señor tomó el centro histórico de Málaga.

La doble curva se efectuó despacio con dos marchas entrelazadas con gran maestría por parte de la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir, “Consuelo Gitano” y “Virgen de las Angustias”, para un momento íntimo y especial con el Señor. La túnica apenas se mecía ya, el movimiento de las plumas de los romanos emulaban las olas de un mar que pretendían acariciar el rostro del Señor. Los aplausos, ovaciones y vítores al Señor de la Victoria no cesaron.

La Plaza de la Constitución ofreció una estampa inusual, la Tribuna se cambió por un inmenso árbol navideño, pero nada ensombrecía el discurrir del cortejo. Los sentidos se agudizaron a la llegada a calle Larios. Sonaban otras melodías, María Santísima de Consolación y Lágrimas acompañó a su Hijo prendido en el Huerto de los Olivos, ese Cristo que luego crucificarían en calle Dos Aceras. Málaga estaba escribiendo su historia con letras de oro, y Nuestro Padre Jesús del Rescate hacía lo propio con “La Esperanza de María” en la vía central de la ciudad.

En calle Martínez esperaba el hermano mayor de la Congregación de Mena, Antonio de la Morena, a quien se le cedió el martillo para que levantara el trono de Jesús del Rescate. Con la melodía de “Tu Misericordia” cayó una lluvia de pétalos rojos y blancos sobre el trono. Jesús, con sus manos atadas, avanzaba por Atarazanas mientras presenciaba su propia Entrada en la Jerusalén malacitana o su Sagrada Cena Sacramental.

El reloj no marcaba aún las 18:00 horas cuando el olivo se fundió con la arboleda de la Alameda Principal, toda Málaga se hizo trono y Huerto para el Señor. Con “¡Oh, Bendita Estrella!” y “La Saeta” comenzó el transitar por el recorrido oficial. Nuestra Hermandad del Rescate ocupó el tercer lugar en el orden procesional de la jornada, lo que permitió que el Señor luciese por otra arteria principal de Málaga con la luz de la tarde.

Caminar valiente pero siempre con mecida suave. El Señor no tenía más prisa que la que dictaminaban los hermanos que le precedían. En el Paseo del Parque, la variedad cromática del cielo permitió que el extraordinario exorno floral del trono tuviera aún mayor entidad en el entorno. De hecho, la ornamentación estuvo inspirada en el cartel oficial de la Semana Santa de 2008, obra de nuestro hermano Leonardo Fernández y protagonizada por nuestro Titular. Se compuso de orquídeas banda, clematis, allium, rosas malva, leucotrix morado, esparragueras, claves hipnosis, pensamientos, suculentas, pitas y verdes de diferentes tipos entre una base de corcho. Asimismo, se pudieron observar curiosos detalles, como las pitas ubicadas a los pies de los soldados romanos y Judas, como símbolo del martirio y la traición al Señor. A los pies de Jesús del Rescate, una flor hacía referencia a “El cantar de los cantares”, en cuyos escritos se apuntaba: “Donde pisa el Señor, crece la vida”.

La parte más exigente del itinerario común se acercaba. Esa curva de 180 grados a las puertas Ayuntamiento supuso un ímprobo esfuerzo por parte de los portadores, que tuvieron que sortear subidas y bajadas de la calzada, escalones y otros objetos que casi rozaron los varales exteriores. En la Casona del Parque esperaba una representación compuesta por miembros del Gobierno municipal, que vieron en primera persona el magnífico resultado y conjunto que ofrecen las tres cartelas delanteras del trono, talladas por Manuel Martín Nieto, que vieron la luz del sol por primera vez aquel sábado 30 de octubre, a pesar de estrenarse en el pasado Martes Santo en la casa hermandad.

Posteriormente, el cortejo transitó unos metros a toques de palillera para no interferir en el acompañamiento musical de las sucesivas corporaciones. Al llegar a la calle Alcalde Pedro Luis Alonso se produjo el relevo en los varales. La noche caía y la novedosa cera blanca en los arbotantes ofreció su particular luz al Señor y al grupo escultórico.

Tras la Travesía del Pintor Nogales, Plaza de la Aduana y Cortina del Muelle, la Santa Iglesia Catedral recibió a Nuestro Padre Jesús del Rescate. En el atrio de la Puerta del Sol se ubicó la Virgen de los Reyes en el templete del Corpus. En este enclave se situó una pequeña tribuna oficial para las autoridades y la presidencia de la Agrupación de Cofradías, donde también se encontraban Jesús Catalá, obispo de la Diócesis de Málaga, y Francisco de la Torre, alcalde de la ciudad. Antes de continuar el caminar, se realizó una breve parada para escuchar la lectura referida al momento de la Pasión que representa nuestra Hermandad.

Ahora sí. Era el Señor el que mandaba. El itinerario común se completó con éxito, y Jesús del Rescate continuó bordeando la fachada de la Catedral por Santa María. La oración tomó su máximo esplendor en San Agustín, las dulces marchas que acompasaron este instante fueron idóneas para que volaran esas plegarias reprimidas, se escaparan suspiros perdidos y se dieran esos abrazos reconfortantes. Jesús del Rescate era el epicentro del fervor y la devoción de todos sus hermanos.

El cosquilleo no cesó, es más, se incrementaba a cada paso, a cada metro ganado, a cada mecida en Duque de la Victoria, a cada parada en la calle Calderería. Comenzaba la subida y el regreso al barrio de la Victoria. Desde las mismas entrañas del trono, los componentes del submarino alentaron a esos corazones que latían bajo los ochos varales que estaban a punto de alcanzar el culmen y el encuentro más sincero y cercano con el Señor. El cortejo se detuvo y casi todas las miradas se giraron. Él estaba quieto, posado en el suelo, pero todos sabían lo que estaba a punto de ocurrir. Casapalma era un auténtico reguero de personas, el compás era suyo y todos estaban preparados para que Jesús del Rescate alcanzara la auténtica gloria.

El martillo golpeó la campana varias veces. Dos toques. Silencio, y tras el definitivo, Jesús del Rescate estaba dispuesto para emprender la subida de calle Casapalma. Primer rezo: “Esperanza Madre del Amor”. Los fuertes acordes fueron el perfecto empuje para arrancar la subida. Segundo rezo: “A Jesús del Rescate”. La intensidad subía, nuestra querida Agrupación Musical dejó de utilizar sus virtuosas manos en sus instrumentos para poner hasta el alma en cada nota. Málaga fue Rescatada. Tercer rezo: “Caminando va por tientos”. El Señor apenas subía, los pasos eran cortos, la vida pasaba pero el tiempo se detuvo, porque Él mandaba y disponía. Sus manos recogieron todos esos gestos que familiares y amigos se daban emocionados al paso del majestuoso Getsemaní Victoriano. Cuarto rezo, y sin golpe de aro: “Al compás de calle Agua”. El incienso subía y ofrecía ese oloroso telón que Jesús del Rescate iba abriendo muy poco a poco. “¡Viva el barrio de la Victoria!, ¡Viva el Señor del Rescate!”, oraban los malagueños. Sí, esas ovaciones eran oraciones populares ante Él, el Señor que es guía de nuestras vidas y que seguía su camino hacia el Faro de la Victoria. Quinto rezo: “Es condenado el Hijo de Dios”. Esta melodía sonó por primera vez tras el señor en esta jornada, y en el sueño eterno de Casapalma cada giro flamenco fue dedicado a aquellas personas que hoy ya gozan de su eterna presencia en el cielo, porque alguna que otra estrella brilló en ese momento. Ellos también sonreían. Sexto rezo: “Reina de Reyes”. La dulzura y el amor por Jesús del Rescate dio esa fuerza extra para continuar la subida. Parecía que los portadores elevaban al Señor, pero ciertamente todos ellos estaban a su merced. Era Él el que estaba meciendo y soportando las peticiones de esos centenares de corazones. Séptimo rezo: “Virgen de las Angustias”. Ya quedaba poco para que se cumpliera lo que en el papel se estipuló, pero qué ilusos fueron todos estos hermanos. El Señor del Rescate era el que desde el primer momento dirigía su propia subida. Así fue, y quiso que sonara un octavo rezo titulado “¡Oh pecador!» para mirar a calle Álamos. 27 minutos y 30 segundos de fusión eterna, de una banda que sintió como un nazareno más, de unos hermanos que lloraron al saber que todo mal se apaciguó en esa subida, y de una ciudad que imploró ante Nuestro Padre Jesús del Rescate. Esa fue la Gloria, 27 minutos y 30 segundos que serán difíciles de olvidar.

Era momento de aliviar tensiones y acelerar el paso por la Plaza de la Merced y los primeros metros de la calle Victoria. Porque si los portadores estaban ya extenuados, los componentes del cortejo que portaban sus cirios e insignias aguantaron de forma ejemplar hasta el último minuto de un largo recorrido procesional de 11 horas. Por ellos también fueron muchos de los aplausos que recibió el Señor, porque sin la luz de sus cirios nada de esto tendría sentido. Por todos ellos, ‘Siempre Rescate’.

La subida ya era pesada, pero qué final esperaba. De nuevo, la mágica luz que irradió la capital a las 13:30 horas de la tarde se repitió con la misma intensidad al filo de la media noche. No era el sol el que iluminaba la Victoria a la salida ni las farolas en el encierro, era Ella, que volvió a salir a las puertas de su humilde capilla para recibir a su bendito Hijo. “La Esperanza de María” sonó para que el diálogo divino entre Jesús del Rescate y la Virgen de Gracia se humanizase. Ellos se reencontraron, al tiempo que los hermanos ya no ocultaban sus rostros de satisfacción por tanto trabajo bien hecho. Hermanos que sienten este compás de calle Agua los 365 días del año y que hicieron de este sueño la realidad más gloriosa. Los miembros del cortejo y devotos presentes en la Capilla rezaron ante los Sagrados Titulares, y nuestro hermano mayor dedicó unas sentidas e improvisadas palabras cargadas de emoción. “Le pedimos a Jesús del Rescate, para que sea luz y guía de todos los que estamos aquí con Él, de los que no han podido venir y de los que faltan”, expresó Joaquín González.

Calle Agua volvió a su ser cuando el Señor del Rescate ya se introdujo con la marcha “Cirineos de Carretería”. Málaga vibró con el Rescate del Señor, y con “Cristo que vuelve”, el Sagrado Titular volvía a recibir ese abrazo de su casa. Pero qué grandeza poseen los músicos del Señor, que habiendo finalizado su procesión magna quisieron postrarse a sus plantas y recitar “Getsemaní Victoriano”. Y es que la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir ya es también parte intrínseca de la historia de nuestra corporación. El ‘Camino de la Gloria’ finalizó y solamente queda agradecer en primer lugar al Señor por permitir a todos los participantes y presentes estar a su lado en un mágico día.

Gracias a todos los que sienten y viven el Rescate en su día a día, en sus casas, en sus trabajos y en sus acciones cotidianas. En ellos siempre quedarán los retales de esta Gloria que se ha logrado con trabajo, esfuerzo, dedicación, cariño y amor. A pesar de todo siempre habrá algo que una a los corazones que atraviesan el dintel de la puerta de calle Agua número 15, y es la fe y devoción a Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de Gracia.

Que Ellos os cuiden siempre y os guíen eternamente en vuestro particular ‘Camino de la Gloria’.
Infinitas gracias, hermanos.
Infinitas gracias, Málaga.

Reportaje fotográfico de David Salinas y Patricia García:

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