Vía Crucis del Viernes Santo

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Como cada Viernes Santo, los hermanos del Rescate rezamos el Vía Crucis para recordar el camino de Jesús al Monte Calvario hasta su crucifixión y muerte.

En esta ocasión, la Hermandad del Rescate pone a disposición de todos los cofrades el siguiente audio en el que diversos componentes de la Junta de Gobierno ponen voz a cada una de las estaciones del Vía Crucis, así como el texto de las mismas.

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Al ver Pilato que se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre, ¡Allá vosotros!» Y el pueblo entero contestó: «Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Tomaron a Jesús, y Él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado de la calavera, que en hebreo se dice Gólgota.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

«Que no se alegren por mi causa; que cuando resbale mi pie, no canten triunfo. Porque yo estoy a punto de caer, y mi pena no se aparta de mi. No me abandones, Señor; Dios mío, no te quedes lejos.»

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Simeón dijo a María, su madre: «Mira: Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara actitud de muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma».

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de cireneo, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Todos nosotros que, con el rostro al descubierto, reflejamos como en un espejo la gloria de Dios, nos vamos transformando en imagen suya, cada vez más radiante, debido a la acción del Señor, que es Espíritu.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

«La afrenta me destroza el corazón. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro».

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por Él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:» Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí: llorad por vosotras y por vuestros hijos».

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Dios es leal y no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; sino que, con la tentación, os dará el éxito: la capacidad de resistir.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Los soldados cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:» No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Le ofrecían vino con mirra; pero Él no lo aceptó. Y lo crucifican. era media mañana cuando lo crucificaron. En un letrero de la acusación estaba escrito: » El rey de los judíos». Y crucifican con Él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y sujetando una esponja empapada de vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E inclinando la cabeza, entrego el espíritu.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús, por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos.

Padre Nuestro…

Te alabamos Señor y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Padre Nuestro

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